sábado, 7 de enero de 2012

Consecuencias

Odiaba que todo lo que hacía se le antojara irremediable, definitivo. Lo llamaba "el peso de las consecuencias" y estaba convencida de que era otro de los fastidiosos rasgos paternos que con los años arraigaban más y más en su ser. Envidiaba rabiosamente la despreocupación de las chicas de su edad, su frívolo sentido de inmortalidad. Deseaba poseer la ligereza que correspondía a sus quince años, pero cuando trataba de alcanzarla no sentía sino la furia con que volaba el tiempo. Y el peso de las consecuencias se volvía insoportable y sus pensamientos empezaban a dar vueltas cada vez más rápido, en círculos más y más estrechos.

La soledad de los números primos, Paolo Giordano.

lunes, 17 de octubre de 2011

*

Necesito vomitar. Necesito sacar de una vez la bola amarga que se ha instalado en mi estómago. Araña, quema, jode, irrita. Es ácido, es veneno, es demasiado dulce y áspera, todo al mismo tiempo. Lleva ahí desde que me dejaste a mi aire. Desde que te fuiste sin despedirte. Qué de quién hablo? De ti por supuesto.

Y como el Gato de Cheshire sonrío, lloro, miento y me escondo. Todo a la vez. Esa sonrisa tirante, que a duras penas llega a los ojos. La que te estira de las comisuras y amenaza con desgarrártelas, con desparramar dientes y saliva. La que te forma un nudo en la garganta que te has de esforzar en tragar, mientras tras tus globos oculares te pican las lágrimas acumuladas.

Necesito que alguien me recuerde las ganas absurdas que tenía de vivir.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Borregos

"¡Qué fácil se manipula la voluntad de las multitudes! ¡Con qué impunidad aparecen los oradores que, hablando en el nombre de la superioridad, mueven a cientos de personas como si de una sola marioneta se tratara! ¡Cuánto peligro contiene la exaltación colectiva en la que se encumbran héroes de la nada y se crean villanos con cualquier inocente! ¿Qué estupidez delirante lleva al individuo a mezclarse con sus semejantes y adquirir en grupo un comportamiento tan absurdo?"

Este fragmento pertenece a la novela Ágora, de Marta Sofía, y está escrito en un contexto situado en la Alejandría del siglo IV d.C., pero bien podría estar refiriéndose a la manipulación que hoy en día, en pleno siglo XXI, seguimos sufriendo por parte de políticos, medios de comunicación y otros altos mandos. Atrévete a pensar, que es gratis.

El antídoto a la alienación colectiva es la soledad.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Cronos y sus manías


Tiempo es la vida que pasa, impasible, inexorable e insensible. Libre como el agua que se escapa entre los dedos del que intenta atraparla. Salvaje como el viento, que todo lo envuelve y todo lo encuentra, colándose por las rendijas y los huecos de los más espesos muros. No hay donde ocultarse del tiempo, ni hay lugar donde éste no te halle. Tiempo es nuestra medida. ¿No nos dice lo que fuimos, lo que somos y nos mostrará sin piedad lo que llegaremos a ser?

La memoria es hermana del tiempo, y también lo es el olvido, dulce néctar que él otorga. Inevitables son su consorte y sus hijas, las horas. El tiempo es para todos, es por tanto Cronos el más ecuánime de los dioses. Para todos trasncurre y fluye, corre, vuela y se detiene. Se detiene cuando deseas que corra y vuela cuando le pides que se detenga. Es el tiempo sordo entonces; o quizá sea cruel. Maldecido por muchos, ignorado por otros, y ansiado por todos cuando nos damos cuenta de que se va y no va a volver.

Ágora, Marta Sofía


Si pudiera volar atrás en el tiempo, aprovecharía cien veces más cada instante que compartimos. Te echo mucho de menos pequeña bola.

jueves, 24 de marzo de 2011

Los vagabundos del Dharma

"Soy tan duro y tan viejo como una concha", y me vuelvo a dormir y sueño que mientras duermo consumo tres rebanadas de aliento de pan... ¡Pobre mente humana, y pobre hombre solitario de la playa!, y Dios observándolo mientras sonríe y yo digo... Y soñé con mi casa de hace tanto tiempo en Nueva Inglaterra y mis gatitos tratando de seguirme durante miles de kilómetros por las carreteras que cruzan América, y mi madre llevando un bulto a la espalda, y mi padre corriendo tras el efímero e inalcanzable tren, y soñé y me desperté en un grisáceo amanecer, lo vi, resoplé, y me volví a dormir.

"Todo da lo mismo", oí que decía mi voz en el vacío que se abraza fácilmente durante el sueño.

Jack Kerouac

jueves, 17 de marzo de 2011

Palabras

Sacó un libro de las estanterías y se sentó con él en el suelo.
Sinceramente, ya nada le importaba.
Durante un buen rato se limitó a quedarse sentada y a mirar,
Había visto morir a su hermano con un ojo abierto y el otro todavía soñando. Se había despedido de su madre y había imaginado la solitaria espera de un tren que la llevaría de vuelta al olvido. [...] Un joven colgado de una cuerda hecha de nieve en Stalingrado. Había visto morir un piloto de bombardero en una caja metálica. Había visto desfilar hacia un campo de concentración a un judío que en dos ocasiones le había entregado las páginas más hermosas de su vida. Y en medio de todo, veía al Führer gritando sus palabras y repartiéndolas a su alrededor.

[...]
Qué hijos de puta, pensó.
Qué adorables hijos de puta.
No me hagáis feliz. Por favor, no me cameléis y me dejéis creer que algo bueno puede salir de todo esto. ¿No veis los moretones? ¿No veis esta raspadura? ¿No veis la herida que tengo dentro? ¿No veis cómo se extiende y me corroe ante vuestros ojos? No quiero volver a tener esperanzas. No quiero rezar para que Max esté vivo y a salvo. O Alex Steiner.

Porque el mundo no se los merece.
[...]

Las palabras. ¿Por qué tenían que existir? Sin ellas nada hubiera pasado. Sin palabras, el Führer no era nada. No habría prisioneros renqueantes, ni nadie necesitaría consuelo o trucos palabreros para hacernos sentir mejor.
¿Qué tenían de bueno las palabras?

La ladrona de libros, Markus Zusak.

martes, 15 de marzo de 2011

Waslala


La razón de ser de Waslala era ser Waslala, la utopía, el lugar que no era, que no podía ser el tiempo y el espacio habitual sino otra cosa, el laboratorio quizás, la luz tal vez, el ideal constantemente en movimiento.

G. Belli

lunes, 14 de marzo de 2011

Jack London es el rey

Cuando un hombre viaja a un país lejano debe prepararse para olvidar muchas de las cosas que ha aprendido y para adquirir las costumbres inherentes a la vida del nuevo país.

Debe abandonar los viejos ideales y los antiguos dioses y, a menudo, debe invertir los mismos códigos por los que se ha afirmado su conducta. Para quienes tienen la facultad proteica de adaptarse, la novedad de semejante cambio puede constituir incluso una fuente de placer.

Pero a quienes se han anquilosado en los senderos que los crearon les resulta insoportable la presión de un entorno modificado y se irritan en cuerpo y alma bajo las nuevas restricciones que no entienden.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Saltwater Buddha


Parece que hasta las cosas más hermosas acaban apestando. Todo. Nosotros moriremos, nos pudriremos, nos descompondremos y renaceremos en forma de tierra, de flores, de gusanos, de osos polares que se ahogarán porque se les derrite el hielo, de presidentes de países destrozados por la guerra, o de ballenas que nadan en unos mares cada vez más ácidos. Y luego nos pudriremos y volveremos a descomponernos. Y así otra vez.

Pero esto es lo que he aprendido:
No soy lo que creo que soy.
Sólo soy.

Jaimal Yogis

miércoles, 26 de enero de 2011

Sueño o realidad


Las pesadillas pueden ser hermosas porque acaban en el momento
en que se abren los ojos a la realidad.
La realidad suele ser espantosa porque al abrir los ojos continúa
constituyendo una indestructible certeza.
Las pesadillas son fruto de nuestra imaginación; la realidad
acostumbra a ser fruto de imaginaciones ajenas.